Una voz de esperanza. Isaías.

El pueblo que caminaba en tinieblas
Vio una luz grande;
Habitaban tierra de sombras,
Y una luz les brilló.
Acreciste la alegría,
Aumentaste el gozo.
Porque un niño nos ha nacido,
Un hijo se nos ha dado.
Lleva a hombros el principado
Y ese es su nombre:
Maravilla de Consejero, Dios fuerte,
Padre para siempre, Príncipe de la paz.
Hacia él confluirán todas las naciones,
Será árbitro de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
Habitará el lobo con el cordero,
La pantera se tumbará con el cabrito,
El novillo y el león pacerán juntos:
Un niño pequeño los pastoreará.
Y verán los confines de la tierra
Y la salvación de nuestro Dios.

Isaias 9, 1-2.5; 2,4; 11,6; 52,10


Recogido en la P. Nstra Señora de los Dolores. Salamanca